Qué es la asertividad y cómo ser más asertivo
- ¿Qué es la asertividad?
- ¿Para qué te va a servir ser asertivo?
- 5 causas para tener poca asertividad
- Las 10 claves para ser más asertivo
- 1. Reemplaza tus pensamientos negativos
- 2. Comprende que la multitud no puede leerte la mente
- 3. Protege «tu» verdad, no «la» verdad
- 4. Recuerda tu propósito pase lo que pase
- 5. Sé siempre lo verdaderamente preciso que puedas
- 6. Haz referencia a los hechos y no a tus juicios
- 7. Agrega fundamentos a eso que pides
- 8. Habla desde «ti» y no desde «tú»
- 9. Contagia tus emociones
- 10. Disminuye tu ansiedad con el lenguaje corporal
- Las 4 etapas del mensaje asertivo perfecto
- Empieza desde cero
¿Has estado en algún momento en una circunstancia similar a estas?
- Estás realizando cola para subir al colectivo y alguien se te cuela. Te enfadas pero no te atreves a mencionarle nada.
- Un amigo te pregunta si puedes proceder a recogerlo al campo de aviación. Más allá de que te va mortal porque tienes bastante trabajo, le dices que sí. No deseas que se enfade contigo.
- Llevas tiempo suponiendo que mereces un incremento de sueldo, pero no se lo planteas a tu jefe. Es evidente que no es lo verdaderamente correcto así como están las cosas.
A lo mejor te hayas sentido reconocido con alguna de ellas. En alguno de estas situaciones deberías haber dicho lo que pensabas pero no lo hiciste.
La mayor parte de la gente aceptamos pasivamente estas ocasiones mientras sentimos como perdemos el respeto por nosotros. Hasta que en ocasiones llegamos al límite y estallamos de furia, lo que tiene unas secuelas bastante peores.
No obstante hay una tercera forma de responder y de respetarte muy más eficiente que la fácil pasividad o la dañina agresividad. Estoy comentando de la asertividad.
En este texto vas a aprender por qué es tan sustancial, cuáles son sus parámetros y talvez todo el planeta puede ser asertivo. Además vas a descubrir 10 técnicas para controlar la comunicación asertiva y los 4 pasos que tienes que continuar para hacer el mensaje asertivo especial.
¿Qué es la asertividad?
La asertividad es una manera de comunicación que radica en proteger tus derechos, expresar tus críticas y hacer recomendaciones de manera honesta, sin caer en la agresividad o la pasividad, acatando a los otros pero sobretodo acatando tus propias pretensiones.
Si eres lector recurrente de esta bitácora seguramente ya sepas su concepto. Hablamos de decir lo que verdaderamente piensas controlando tu mensaje para que no sea bastante belicoso o frágil.
Y aunque supuestamente parezca simple, en la costumbre no es así tanto.
Sí, puedes estudiar a ser más asertivo
Afortunadamente la asertividad es un accionar que se puede estudiar y hacer mejor. Se habla de una manera consciente de transmitir tus sentimientos sin dejarte llevar por las emociones, y se sustenta sobre la autovaloración y seguridad en ti mismo. Y ten en cuenta que la seguridad únicamente puede realizarse por medio de las vivencias personales, jamás leyendo libros o blogs en el hogar.
Quisiera que tampoco creas que ser asertivo solucionará todos tus inconvenientes en la vida, porque no lo va a hacer. Tampoco va a ser correspondiente en todas las ocasiones porque cada contexto es distinto. No obstante, te puedo garantizar que te vas a sentir más confiado y te comunicarás más acertadamente cuando lo necesites.
Expresar sus reales sentimientos y proteger tus derechos puede ser maravillosamente reconfortante. Cuando dices lo que deseas, independientemente de si lo logras o no, logras vivir de manera más verdadera y feliz.
Te sientes libre.
¿Para qué te va a servir ser asertivo?
Ser asertivo se utiliza para mostrar a los otros cuáles son tus verdaderos deseos y pretensiones, y para mostrar dignidad, autoestima y respeto por ti mismo.
Lo verdaderamente atrayente es que las necesidades que hagas desde la comunicación asertiva van a tener muchas más posibilidades de tener triunfo debido a que vas a estar pidiendo legítimamente que se respete tu criterio. Comúnmente te va a ser servible para:
- Dar tu opinión, llevar a cabo una petición o solicitar un favor a alguien de manera natural y no como si le estuvieras pidiendo que te perdonase la vida.
- Expresar tus malas intenciones (quejas, críticas, desacuerdos, etc) y negar necesidades sin que los otros se sientan heridos o molestos contigo.
- Mostrar emociones positivas (alegría, orgullo, gusto, atracción) y llevar a cabo cumplidos sin parecer bastante volátil emocionalmente.
- Preguntar por qué y sentirse legitimado a cuestionar la autoridad o las tradiciones.
- Iniciar, seguir, cambiar y finalizar diálogos de manera confortable y sin la sensación de estar ninguneando o faltando al respeto a nadie.
- Compartir tus sentimientos, emociones y vivencias con los otros y beneficiar que ellos compartan las suyas contigo.
- Resolver los inconvenientes cotidianos antes de que aparezcan malas intenciones como la furia y el enfado y la circunstancia se descontrole.
No obstante, siendo asertivo no lograrás que la multitud te desee, no se enfade jamás contigo, y que te concedan todo lo que quieres. Por mucha asertividad que utilices siempre va a existir gente que va a seguir dándote un no como respuesta si les pides algo que va en oposición a sus intereses o valores.
Además va a existir quien te logre malinterpretar y tomarse tu mensaje como un ataque personal. Nada es eficaz.
5 causas para tener poca asertividad
Indudablemente cuando eras reducido te enseñaron que no debías contradecir a tus padres, familiares y instructores, ¿me equivoco? Esa iniciativa puede llegar a arraigarse y transformarse en una intención inconsciente de intentar complacer siempre a los otros para evadir confrontaciones, rechazos, o la sensación de culpa por haber herido los sentimientos de alguien.
A varios nos educaron en la iniciativa de que siempre debíamos intentar agradar y priorizar a los otros, que no era acertado anteponer nuestras pretensiones por arriba de las de los otros, y que cuando alguien decía algo que no nos agradaba debíamos callar.
Pero con la educación recibida, hay además otros causantes que determinan que no te comportes comúnmente de manera asertiva.
1. Porque tienes baja autovaloración y autoconfianza
La carencia de asertividad es un círculo vicioso: cuando no eres asertivo seguramente te sientas menos apreciado al notar como pisotean todo el tiempo tus derechos, lo que te convertirá en un individuo aún menos asertiva más adelante.
Ten en cuenta que cuando no defiendes tus derechos o expresas tus emociones, estás invitando a los otros a que te traten de esa misma forma.
2. Por el concepto de algunos estereotipos en tu vida
Algunos permisos están de manera directa relacionados con formas de proceder no asertivas, como entre otras cosas algunos cargos laborales de bajo nivel o el papel clásico de las mujeres en varias culturas. Aún en varios sitios existe el estereotipo de que las mujeres tienen que ser sumisas en tanto que los hombres tienen que ser agresivos.
La paradoja es que nosotros nos presionamos para accionar acorde el papel que se piensa que debemos llevar a cabo en cada momento: todos somos más pasivos y menos asertivos enfrente del director general que frente el compañero de trabajo con el que compartimos mesa.
3. Porque estás intranquilo o nervioso
Cuando estás intranquilo es recurrente sentir que estás perdiendo el control de tu vida. En esas ocasiones puedes accionar sin suponer y finalizar expresando las emociones de manera muy combativa o inclusive increíblemente pasiva, como si nada tuviera ya consideración.
Este accionar, otra vez, alimentará la sensación de ansiedad y seguramente provoque rechazo en los otros, con lo que el círculo vicioso regresa a alimentarse.
4. Por tu tipo de personalidad
Muchas personas piensa que han nacido más agresivos o más pasivos y que no hay nada que logren llevar a cabo para modificarlo.
Esta afirmación no es precisa del todo. Más allá de que posiblemente permanezca una inclinación natural a reaccionar de una forma u otra, todo el planeta puede estudiar a ser más asertivo.
5. Por tus vivencias anteriores
Como he comentado al inicio, muchas personas aprendió a responder de manera no asertiva por imitación de la conducta de sus padres, amigos o permisos de referencia. Si siempre tuviste a tu alrededor personas serviciales y complacientes, o agresivas y hostiles, es complicado que aprendas a reaccionar de otra forma.
Lo primero que hay que hacer para ser más asertivo es comprender el origen del inconveniente.
Las 10 claves para ser más asertivo
Ahora vas a encontrar una recolección de técnicas y utilidades que demostraron ser servibles para hacer mejor tu asertividad. No es requisito que las interiorices todas, con únicamente practicar algunas seguramente notas la distingue.
1. Reemplaza tus pensamientos negativos
Para comenzar es clave que sustituyas los pensamientos negativos que te emergen cuando haces valer tus derechos.
Impide suponer cosas como “Soy un mal amigo por no dejarle dinero a mi colega” y cámbialo por una perspectiva más efectiva y personal como “Merezco que me respeten y no puedo dejarle dinero a alguien que jamás me lo ha devuelto”.
No puedes cambiar tus emociones, pero sí la manera en que las interpretas.
Consejo Sólo si crees estar en el derecho de expresar tus sentimientos y proteger tus ideas tendrás la posibilidad de llevarlo a cabo sin herir a nadie. Comienza a suponer egoístamente en positivo.
2. Comprende que la multitud no puede leerte la mente
Un enorme y tradicional error de la multitud pasiva es sospechar que la multitud sabe qué está ocurriendo en tu interior.
A lo mejor creas que tu jefe sabe que deseas un incremento de sueldo, o que tu novia espera que la invites a una comida romántica, o que tu amigo sabe lo bastante que te molesta que le dejes un juego de plataformas y que después no te lo devuelva.
No obstante la multitud no acostumbra tener ni iniciativa de lo que te molesta o de lo que verdaderamente esperas de ellos. De esta forma ya que, no uses el argumento de que ya saben lo que deseas como explicación para no ofrecer un paso adelante, porque es falso.
Consejo Si deseas que la multitud tenga presente tus deseos y pretensiones vas a tener que comenzar por expresarlas precisamente.
3. Protege «tu» verdad, no «la» verdad
Comentar de manera asertiva no transforma tu mensaje en la exclusiva verdad, pero sí que lo transforma en tu verdad.
Quisiera que estés en concordancia conmigo en que no existe la realidad absoluta. La realidad es un proyecto humano. Ofrecemos por sentado que ciertas cosas son algunas para de esta forma poder comprender el planeta que nos circunda.
Todas nuestras verdades se fundamenta en nuestras vivencias pasadas y entendimientos. Eso te facilita comentar de tus verdades inclusive cuando no son algunas para los otros. Y por ese fundamento además tienes que escuchar lo que ellos tienen que decir.
Las verdades tienen la posibilidad de ser repugnantes, pero ese no es el fundamento para no decirlas. Comúnmente las verdades más duras son las más valiosas. ¿Te acuerdas de la historia del traje nuevo del emperador? Es una fábula sobre la carencia de asertividad, y en el final se revela que decir lo que crees que es verdad tiene la posibilidad de tener un poder colosal.
Consejo Una verdad que jamás te va a poder ser negada es cómo te sientes. Nadie va a poder discutirte si estás contento, triste o enfadado, porque sólo tú conoces tus sentimientos.
4. Recuerda tu propósito pase lo que pase
Imagínate que llevas una temporada poco animado en el trabajo y decides proceder a comentar con tu jefe. Si únicamente le expones el inconveniente -no te sientes motivado- lo que haces es traspasarla toda la compromiso a él.
Lo que decida a lo mejor te agrade, o a lo mejor no, porque le has dejado independencia para elegir.
Para ser asertivo no tienes que mostrar únicamente las ocasiones, además tienes que dejar muy claro lo que deseas.
No es simple entender lo que se quiere, por eso te sugiero que antes lo supongas detenidamente. ¿Realmente deseas un incremento de sueldo o un emprendimiento más motivador? ¿Deseas que tu novio no salga tanto con tus amigos o que cuando esté contigo te dedique más atención y cariño?
Cuanto más claro poseas lo que deseas, más posible va a ser que lo consigas.
Una vez poseas un propósito, no te apartes de él. En una conversación tensa es habitual que haya oportunidades en las que la otra persona parezca no escucharte, no atienda a tus argumentos o inclusive te desprecie.
En esos casos recuerda por qué estás ahí. Ten en cuenta que has regresado a la tienda a devolver un elemento defectuoso, que has llamado a tu vecino porque su música no te permite reposar por las noches, o que lo que verdaderamente deseas es que tu novia no te ignore en el momento que está con sus amigas.
Tu propósito es ése, y no ganar la controversia.
5. Sé siempre lo verdaderamente preciso que puedas
Además de comprender cuál es tu propósito real en esa circunstancia, tienes que ser con la capacidad de comunicar precisa y detalladamente lo que deseas y no una vaga iniciativa general, o la circunstancia seguramente se te escape de las manos.
Imagínate que entras en un lugar de comidas a soliciar algo para comer. ¿Verdad que no pedirías sólo “un bocadillo”? En su lugar pedirías algo más concreto, como un bocadillo mediano de jamón ibérico con pan con tomate, ¿cierto?
Opuestamente a eso que hace muchas personas, no posee ninguna herramienta sostener una conversación donde únicamente desees expresar tu enfado. ¿Qué pretendes hallar verdaderamente?
Consejo Recuerda en todo instante cuál es tu propósito, por muy tensa que se ponga la conversación, y sé cuanto más concreto mejor. Sólo de esta manera tendrás la posibilidad de proteger verdaderamente tus pretensiones.
6. Haz referencia a los hechos y no a tus juicios
Es primordial que generalmente te habitúes a comentar de hechos objetivos y concretos, y no de tus conclusiones. ¿La distingue?
Hecho objetivo: “Tu escrito tiene faltas de ortografía y el formato varía en cada página”
Tu conclusión: “Tu escrito es una chapuza”
De esta forma lograrás que tu comunicación sea muchísimo más precisa y que la multitud no se sienta agredida ni juzgada antes de comenzar a tratar con el inconveniente.
7. Agrega fundamentos a eso que pides
Cuando pidas algo que verdaderamente desees hallar enseña además tus fundamentos. Ofrecer fundamentos es una increíble forma de achicar las posibilidades de que te rechacen porque tu interlocutor va a ver que hay un razón real que sustenta tu petición, y que no es un capricho tuyo.
Fíjate en estos dos mensajes asertivos:
-Me agradaría que me subierais el sueldo un 15% porque de esta manera estaré alineado con la media del área por el trabajo que estoy llevando a cabo.
-Disculpa, ¿te importaría comentar algo más bajo por el teléfono? Me duele un poco la cabeza y me cuesta concentrarme de esta forma.
Del mismo modo, cuando alguien te pida algo además estás en tu derecho a negarte sin ofrecer explicaciones. Más allá de que ofrecer un fundamento es bueno porque restará agresividad a tu mensaje y proporcionará una aclaración a tu accionar, además vas a estar dejando una puerta abierta a que tu interlocutor te lo discuta.
Si negarte sin ofrecer explicaciones te se ve bastante brusco, una aceptable iniciativa es sugerir elecciones en el final de tu negativa:
-No puedo guiarte con el trabajo. Estoy al máximo hasta fin de mes. ¿Por qué no se lo cuestiones a Andrea a conocer si a ella le va bien?
Consejo Siempre que proporciones fundamentos concretos, tanto al solicitar algo como al negarte, vas a conseguir que tu mensaje sea muchísimo más convincente y menos belicoso.
8. Habla desde «ti» y no desde «tú»
Inclusive cuando no sea tu intención, es recurrente que en las diálogos profundas las otras personas perciban que las estás culpando. Usar la palabra «Tú» en tus argumentos puede interpretarse de forma sencilla como una acusación y entonces, como mecanismo de auto-protección, la multitud se cierra y se distancia.
¿Por qué comentar desde ti (también llamado usar «mensajes Yo») es tan sustancial en la comunicación asertiva?
Porque te va a proporcionar ayuda a expresar tus verdades sin lograr que la otra persona se sienta atacada o se ponga a la defensiva. En vez de decir “Me has tratado muy mal estos últimos días” puedes decir “Me siento disgustado con la manera en que me has tratado últimamente”.
Aunque fundamentalmente estás diciendo lo mismo, lo centras en tus sentimientos en vez de llevar a cabo ver a la otra persona que hizo algo mal. La clave es utilizar «Yo» en vez de «Tú», y seguir estando siempre concentrado en el inconveniente que tienes, no en acusar o culpar la otra persona.
- “Me siento fastidioso cuando alguien conduce mi coche y quiero ser yo quien lo haga” en vez de “Es mejor que tú no conduzcas mi coche”
- “Agradecería bastante que me avisara con unos días de antelación antes de decirme que tengo que viajar el objetivo de semana” en vez de “Lo que en este momento me pide es un problema”
- “Me agradaría ser con la capacidad de terminar mis argumentos sin que se me interrumpiera” en vez de “¡Siempre estás interrumpiendo mis explicaciones!”
Consejo Comentar desde ti expresando lo que sientes, crees y opinas en vez de lo que hace la otra persona conseguirá que tus mensajes sean bastante superior aceptados.
9. Contagia tus emociones
Otra de las virtudes de los mensajes «Yo» es que son muy difíciles de debatir porque siempre irán seguidos de una emoción o sensación, y nadie te va a poder debatir jamás cómo te sientes.
Además, las emociones se contagian al comentar de ellas. Cuando expresas lo que sientes la multitud empatiza contigo porque conoce la emoción a la que te estás refiriendo.
La multitud tampoco acostumbra saber acerca de las secuelas de sus acciones sobre el estado emocional de los otros. Describir tus emociones seguramente sorprenda a varios y les realice pensar.
“Me siento muy desilusionada siempre que me prometes algo y lo incumples de nuevo” es muchísimo más asertivo y te dejará sostener una conversación más productiva que con un “¡Nunca cumples tus promesas!”.
Consejo Detallar con exactitud tus emociones te va a proporcionar ayuda a que la multitud empatice más contigo y se muestre más receptiva a tus necesidades.
10. Disminuye tu ansiedad con el lenguaje corporal
¿Te suena la serie “El encantador de perros”? En ella, el entrenador canino César Millán exhibe cómo educa perros.
Pero la verdad es algo distinta: César no adiestra perros, sino que entrena a sus amos para ser dirigentes. Y parte importante de lo que se aplica a los perros además puede aplicarse a los humanos.
El estudio primordial de César es que los perros son animales de manada y están preparados para continuar a los dirigentes más asertivos, los que no pierden la tranquilidad con simplicidad. Enseña a los dueños a actuar de esta manera, debido a que su previo conducta nerviosa se contagiaba a los animales.
En los hombres sucede lo mismo. Ya que las emociones son contagiosas, si deseas comunicarte de manera asertiva vas a tener que comunicar además eso con tu lenguaje corporal. Pero hay más.
En un descubrimiento hecho en 2010 en alumnos y hombres de negocio en las universidades de Harvard y Columbia se dieron cuenta que los dirigentes más efectivos presentaban altos escenarios de testosterona y bajas concentraciones de cortisol en su sangre.
Los escenarios altos de testosterona están relacionados con una más grande asertividad, en tanto que proporciones altas de cortisol se asocian con el estrés y el nerviosismo. Los dirigentes presentaban más testosterona y menos cortisol que el promedio de competidores.
Pero lo que vieron ahora fue asombroso.
Se dieron cuenta que es viable cambiar los escenarios de estas hormonas en sangre por medio de la propiocepción o vía de doble sentido entre el cerebro y los músculos. Precisamente, hallaron un tipo de posiciones, las llamadas Posturas de Poder, capaces de aumentar la producción de testosterona y achicar los escenarios de cortisol.
Las Posturas de Poder son aquellas que hacen tu cuerpo tan enorme como se pueda, como la posición que adoptan los deportistas cuando ganan una competición (brazos levantados, pecho hinchado, cabeza sutilmente hacia arriba y boca abierta) o la gente cuando están orgullosas (manos apoyadas en la cintura, piernas separadas, mentón hacia arriba).
Estas posiciones son innatas: las adoptan inclusive los deportistas ciegos más allá de no haber visto jamás a nadie hacerlas.
Lo que el estudio mostró es que sostener una posición de esta clase a lo largo de dos minutos podía modificar la producción hormonal y lograr que la multitud se comportara de manera más asertiva.
Consejo Cuando desees ser asertivo no te encojas ni empequeñezcas tu posición. Mantén una posición corporal estable y calmada, sin exhibir debilidad a tu interlocutor ni, sobretodo, a ti mismo.
Las 4 etapas del mensaje asertivo perfecto
Numerosas indagaciones demostraron que para hallar la máxima asertividad tienes que utilizar la comunicación subjetiva para detallar lo que va a ocurrir si todo sigue igual, y ahora enseñar tu iniciativa.
Las 4 fases son las siguientes:
- Los hechos. Primero detalla la conducta de la otra persona. La conducta puede ser efectiva o negativa, según si pretendes agradecer algo o expresar tu descontento. Ten en cuenta que tienes que comentar de hechos y no de juicios, y ser lo verdaderamente concreto viable.
- Tus sentimientos. En este momento enseña cómo te hace sentir esa conducta. ¿Frustrado? ¿Triste? ¿Satisfecho? Habla desde ti y de tus sentimientos, e intenta estar calmado.
- Las secuelas. Detalla las secuelas de que tu interlocutor siga manteniendo esa conducta. Aquí además puedes agregar los sentimientos que prevés presenciar, cómo ese accionar va a afectar a otra gente o ocasiones, o ofrecer más datos de esa conducta.
- La satisfacción. Por último enseña exactamente los cambios que deseas que se produzcan en el accionar de la otra persona. De esta manera la multitud va a poder responder de manera proactiva, al opuesto de sí únicamente expusiera un catálogo de tus inconvenientes sin sugerir resoluciones.
Aquí tienes tres ejemplos de un mensaje muy bien asertivo:
- «Has trabajado bastante para finalizar este emprendimiento (conducta) y estoy muy orgulloso de ti (cómo te sientes). De esta forma seguramente tendrás triunfo en tu negocio (consecuencias).»
- «A menudo entregas tus proyectos tarde (conducta) lo que me molesta muy (cómo te sientes) porque otorga la sensación de que todo el departamento es muy desorganizado (consecuencias). Quiero pedirte que desde en este momento seas puntual en la distribución (solución).»
- «Cada vez que me dices lo que debo llevar a cabo (conducta) me siento amenazado (cómo te sientes) porque gritas bastante y me señalas (más detalles). Me agradaría que dejaras de llevarlo a cabo de esa forma (solución).»
Aunque la mayor parte de nosotros no estamos hablando de esta manera, es sustancial que reflexiones sobre la forma en que vas a expresar tus sentimientos desde en este momento para que sea lo verdaderamente clara y menos combativa viable.
Empieza desde cero
Del mismo modo que si estuvieras aprendiendo a montar en bici no te tirarías cuesta abajo por el Kilimanjaro, con la asertividad además tienes que entrenar en ocasiones menos comprometidas antes de aspirar a misiones más altas.
Lo mejor es que comiences a entrenar en ocasiones de bajo peligro, como pedir que te cambien de sitio en un lugar de comidas o que te den otra cuarto en un hotel.
Paulatinamente, afronta ocasiones más complicadas como solicitar incrementos de sueldo, negarte a favores de amigos, o debatir temas con alta carga emocional. De a poco vas a ir cogiendo costumbre y ganando seguridad para ser más asertivo.
Cuando hayas hecho de la asertividad un hábito, te preguntarás como es que has sobrevivido hasta la actualidad sin utilizarla. Y después por el momento no te van a hacer falta tácticas porque empezarás a sentirte práctico diciendo lo que piensas. Por que decir lo que piensas es lo natural.
Ten en cuenta que va a existir muchas oportunidades en las que no poseas triunfo. Es habitual. La clave está en no venirse abajo y volver a intentarlo con más ganas. No es el miedo al rechazo lo que divide la multitud con más grande o menor seguridad, sino cómo reaccionan a él.
La asertividad, por último, tiene un espectacular efecto sobre nuestra autovaloración, convirtiéndose en uno de sus motores. Cuanto más te respetes a ti mismo, más te respetarán los otros, y ése es, de todos modos, el propósito final de la asertividad.
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